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[2008 CCP] Si la Ponferrada del siglo XX la hicieron en buena parte desde fue...

ENCINA 08
"Si la Ponferrada del siglo XX la hicieron en buena parte desde fuera, la del Segundo Centenario la construirán los propios bercianos"

El regidor ponferradino durante el discurso de ofrenda a la Virgen. [Fotos: F.G.C./EBD.Com]
Son palabras pronunciadas por el Alcalde de Ponferrada durante el discurso en representación del municipio con motivo de la ofrenda a la Virgen de la Encina en el Día del Bierzo. La Eucaristía ha estado presidida por el Nuncio de la Santa Sede en España.
Actualizado el 08/09/2008 a las 15:43(CET)
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El Decantador

Si bien el turno oficial era para el Municipio de Páramo del Sil, ha sido Ponferrada la que, aprovechando que está en el Centenario de reconocimiento como ciudad, ha recogido el testigo que le ha cedido Páramo para ser la encargada de realizar este lunes, 8 de septiembre, la tradicional ofrenda a la Virgen de la Encina, Patrona de la comarca, con motivo del Día del Bierzo, en un año en el que también se celebra además el Centenario de su Coronación Canónica.

La imagen de la Patrona berciana salía en procesión de la Basílica de la Encina hasta la explanada del Carmen -junto al albergue de peregrinos-, donde en esta ocasión se ha celebrado la Eucaristía, que ha estado presidida Manuel Monteiro de Castro, Nuncio Apostólico de la Santa Sede en España.

Han participado en el acto representantes de las parroquias de Ponferrada y de muchos otros lugares del Bierzo, con sus pendones, estandartes y cruces parroquiales. También han estado presentes las imágenes más representativas de la Piedad Mariana del Bierzo, acompañadas de sus asociaciones y devotos.

La procesión discurría por la Plaza de la Encina, Calle del Reloj, Plaza del Ayuntamiento, Calle Ancha y Calle Obispo Osmundo.

Estas son las imágenes que han desfilado en la procesión:

- Nuestra Señora de la Quinta Angustia de Cacabelos.
- Santa María la Real de Carracedo.
- Nuestra Sra. de la Peña de Congosto.
- Nuestra Sra. de las Chanas de Noceda.
- Nuestra Sra. De La Soledad de Camponaraya.
- Nuestra Sra. De Las Angustias de Molinaseca.
- Nuestra Sra. de La Asunción de Palacios de Compludo.
- Nuestra Señora de La Aquiana de San Pedro de Montes.
- Nuestra Señora de Fombasallá.
- Nuestra Señora del Valle de Llamas de Cabrera.
- Nuestra Señora de la Estrella de San Pedro de Montes.
- Nuestra Señora de la Encina de Ponferrada.

Terminada la Eucaristía, la Imagen de la Virgen de la Encina retornaba a su Basílica.

Han sido miles los bercianos que se han sumado a la celebración de esta jornada tan especial.

El encargado, en nombre del municipio, de realizar el discurso con motivo de la ofrenda a la Virgen fue el alcalde de Ponferrada, Carlos López Riesco; su contenido reproducimos a continuación:

Quisiera en primer lugar agradecer al Ayuntamiento de Páramo del Sil, al que por el orden tradicional correspondía este año realizar la ofrenda, al Consejo Comarcal y al Rector de la Basílica de la Encina la deferencia al pedir a Ponferrada organizar este acto coincidiendo con el Centenario de la ciudad.

El 4 de septiembre de 1908, la pequeña villa de Ponferrada recibía la noticia que llegaba desde San Sebastián, la localidad donde el rey Alfonso XIII veraneaba. Con motivo de la Coronación como Patrona del Bierzo de la Virgen de la Encina, la sociedad civil ponferradina había realizado las gestiones para solicitar al Rey la concesión del título de Ciudad a la entonces villa y la petición había sido aceptada. 
Ha transcurrido un siglo desde entonces. En 1908, Ponferrada era una pequeña población de apenas 3.000 vecinos que vivieron con ilusión los acontecimientos que este año celebramos. Una comisión de damas organizó los actos de la Coronación que hoy, cien años después, llegan hasta nosotros a través de fotografías en tono sepia y un puñado de publicaciones conmemorativas.

La compañía de los Ferrocarriles del Norte de España había programado servicios de trenes, con precios reducidos, para facilitar el desplazamiento de los numerosos viajeros interesados en asistir a los actos del 8 de septiembre, en los que la Virgen salió en solemne procesión hasta el Campo de la Cruz, donde fue coronada ante una multitud que se calculó en 20.000 personas.

El nuevo siglo había empezado en el Bierzo con dificultades. Aquellos actos de la Coronación tal vez hicieran olvidar por un momento a los bercianos la difícil situación que entonces atravesaba toda la comarca. Los efectos de la plaga de la filoxera, que había diezmado el principal cultivo de la zona, la vid, todavía se hacían sentir en la economía comarcal, paralizada por una grave crisis. La emigración hacía Latinoamérica seguía provocando una enorme sangría humana y nuestra comarca veía impotente cómo los más jóvenes abandonaban su tierra para labrarse muy lejos un mejor futuro.

Las reclamaciones para instalar un sistema de regadíos que pusiera en valor las enormes extensiones de suelo agrícola de la hoya, obligatoriamente dedicadas al secano entonces, todavía tardarían varias décadas en ser efectivas y la ciudad ignoraba en 1908 el destino minero-energético que la instalación de MSP supuso para Ponferrada y la comarca berciana.

Sin embargo, y aunque hoy puede parecer un poco infantil el deseo de una Corporación por cambiar de villa a ciudad el título de su población, en aquellos años esta distinción era también un reconocimiento a la pujanza de Ponferrada que, pese a todo, había ido ganando en la segunda mitad del siglo un especial dinamismo comercial y agrario, previo al minero e industrial que vendría poco después. Para la mentalidad de la época, el título de la ciudad permitía asomar la cabeza en el nuevo siglo que se acababa de estrenar y en el que las capitales de provincia eran las que marcaban el paso al resto del territorio.

La historia contemporánea del Bierzo, nuestra historia en estos últimos cien años, es el relato de una superación y hay entre sus líneas datos más que suficientes como para extraer de ellas importantes lecciones. La primera dificultad a superar, en mi opinión, es la lucha contra el tópico, ese lugar común que, sin llegar a ser del todo falso, tampoco es del todo cierto.

Los viajeros y escritores que a lo largo de los siglos han pasado por esta tierra, que debe buena parte de su existencia histórica al Camino de Santiago y al tráfico ancestral de peregrinos, han contribuido a difundir esas visiones, seguramente tópicas o utópicas, que han generado un estereotipo que contrapone un Bierzo idílico, potencialmente riquísimo y pleno de riquezas, frente a unos bercianos pobres, ignorantes e indolentes.

Esta visión superficial enfrenta un verdadero paraíso terrenal, una "tierra de Dioses" o un "país encantado", como han llegado a definir algunos escritores al Bierzo, con unos habitantes individualistas, incapaces de "poner en valor" para su provecho las innumerables riquezas que esta  tierra ofrece.

Estas opiniones exigen ser matizadas. La comarca ha dispuesto, en efecto, de abundantes recursos naturales pero no ha contado históricamente con las estructuras político sociales adecuadas para su desarrollo y, en muchos momentos de nuestra historia reciente, el Bierzo ha estado sujeto a decisiones tomadas fuera de nuestras fronteras, no siempre coincidentes con nuestros intereses.

Y frente a la supuesta indolencia del berciano se enfrenta la descripción contraria, que presenta a los habitantes de esta tierra como "laboriosos". Una prueba en este sentido es el uso del término "manguelo", como sinónimo de vago, palabra exclusiva de la comarca que no aparece en el diccionario de la Academia. Es injusto que un pueblo que crea expresamente un término para definir de forma despectiva a las personas poco dadas al trabajo sea acusado de ser poco laborioso.

Han pasado cien años desde la Coronación de la Virgen como Patrona, de la declaración de Ciudad para Ponferrada. Cien años intensos, con sus luces y sus sombras. Cien años en los que el trabajo común ha construido lo que hoy tenemos y ha puesto las bases de nuestro futuro. En este tiempo, Ponferrada y el Bierzo ha vivido épocas de intensa emigración, en las que nuestro capital humano ha invertido sus esfuerzos en otras tierras y en otros países, y ha vivido también el fenómeno contrario.

El carácter fronterizo de nuestra tierra se ha visto reforzado en la última centuria con la llegada de inmigrantes, y los acentos gallegos, asturianos, extremeños o andaluces se han mezclado con absoluta naturalidad en nuestros pueblos y en nuestros valles. Este fenómeno se ha incrementado en los últimos tiempos con la llegada de trabajadores extranjeros y el color, las razas y los tonos idiomáticos no son ajenos a la realidad de Ponferrada. Y eso ha ayudado a construir una ciudad abierta, levantada en el siglo XX con las aportaciones de hombres y mujeres llegados de los cuatro puntos cardinales que se han integrado en ella sin mayores problemas.

De ese rasgo hospitalario y plural nos sentimos los ponferradinos especialmente orgullosos: aquí todos somos ponferradinos; aquí todos somos bercianos. Y por mantener ese rasgo característico tenemos que seguir trabajando, pero siempre planteado en positivo, alejándose de cualquier victimismo o exclusivismo, de cualquier intento de patrimonializar ese orgullo por parte de cualquier sigla, tendencia o ideología. El sentimiento de lo berciano debe convertirse en una herramienta para conocer, para mejorar, para prosperar; nunca en un ariete para separar, para dividir o para encizañar.

Y, en ese sentido, creo que la figura simbólica de la Virgen de la Encina ha tenido un papel decisivo. Por encima incluso de su indiscutible valor como símbolo de fe y de devoción mariana, Nuestra Señora la Virgen de la Encina ha sido un elemento de unión y de cohesión comarcal, claramente demostrado en el cariño con que fue recibida en la peregrinación por todos los municipios del Bierzo realizada con motivo del cincuentenario en 1958 y reafirmado este mismo año.

Conocer el pasado, aprender de él, valorar y analizar lo que ha sucedido, es imprescindible para afrontar el futuro. En estos cien años sin duda Ponferrada ha ido afianzando su liderazgo comarcal, que de alguna forma quedaba puesto de manifiesto con la declaración de 1908. Creo sinceramente que ese liderazgo ha sido siempre generoso para con toda la comarca, puesto que desde Ponferrada se tiene la certeza de que los problemas del Bierzo son los problemas de Ponferrada y las mejoras en cualquier municipio de la comarca son mejoras para la ciudad de Ponferrada
Yo soy optimista porque estoy convencido de que el optimismo multiplica las fuerzas. La capacidad de adaptación que ha tenido nuestra ciudad, sus agentes políticos y sociales -tanto empresarios como trabajadores-, han hecho de la necesidad virtud y han sido capaces de avanzar en las circunstancias más adversas.

Nuestra economía tiene, evidentemente, sus problemas, pero es mucho más heterogénea y mucho más variada que antes, y eso le permite ser más dúctil y más adaptable ante la crisis.

Si la Ponferrada del siglo XX la hicieron en buena parte desde fuera, la del Segundo Centenario la harán los propios ponferradinos, la construirán los propios bercianos. Se están dando los primeros y firmes pasos en proyectos decisivos para nuestro futuro (el Centro Logístico, el Parque Tecnológico, El Bayo…). Yo tengo puesta toda mi confianza en ellos desde el convencimiento de que sólo trabajando codo a codo, por encima de ideologías o de particularismos, seremos capaces de sacarlos adelante. Toca trabajar juntos, toca llegar a acuerdos de interés general, toca afrontar proyectos comunes, proyectos dialogados entre instituciones que no deben admitir de ninguna manera recelos partidistas o reservas localistas.

Citaba hace unos pocos días uno de los pregoneros del Centenario una frase atribuida a unos de los pioneros de la informática actual que decía: "la mejor manera de predecir el futuro es inventarlo". En nuestra mano está, pues, inventar nuestro futuro.

Y ha llegado el momento de hacer a Nuestra Patrona la ofrenda del municipio de Ponferrada. Acepta, Madre Nuestra, en nombre de todos los ponferradinos y de todos los bercianos…

… Este bordón que sirve de apoyo al caminar del peregrino, como símbolo de una ciudad que ha sido desde su origen acogedora y hospitalaria

… Una planta de encina, el árbol que es nuestro símbolo y en el que la tradición ha colocado la aparición milagrosa de tu imagen. Una encina que será plantada al finalizar este acto frente a la antigua iglesia de San Antonio, actual Museo de las Cofradías, como silente testigo de los próximos CIEN años.

… Una muestra de nuestros productos agroalimentarios, entre los que no pueden faltar nuestros pimientos, los mejores pimientos del mundo, los que nos hacen cantarte para evitar la sequía. Los pimientos de Ponferrada hoy son de todo el Bierzo y un buen ejemplo de la calidad con la que el campo berciano está trabajando en los últimos años.

… Una copia del Decreto Real emitido por SM Alfonso XIII concediendo el título de Ciudad a Ponferrada hace ahora cien años.

… Un puente que simboliza a una ciudad como Ponferrada, nacida entre ríos y al pie de aquel que mandó construir Osmundo para el paso de peregrinos, pero también como elemento que tiende lazos, que une lo que está separado y que enriquece siempre a las dos orillas.

… Y, por último, Morenica, la música. Es el lenguaje universal, ese lenguaje que debiéramos emplear para que los pueblos del mundo se comprendan y respeten.

Que las manos de Pachi sean las manos unidas de todos los bercianos, y que la voz de Encina Castro sea ese susurro de amor que tanta falta hace.



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Publicado por VRedondoF para 2008 CCP el 9/09/2008 09:27:00 AM